Comienzo este
artículo con una pregunta: ¿Son los padres conscientes de que sus hijos les ven
como una referencia?
Todos nuestros comportamientos, gestos, palabras o
acciones tienen repercusión en nuestros hijos. Nos observan y tratan de
imitarnos en la medida de lo posible. Un hijo intentará siempre hacer feliz a
sus padres, que se sientan orgullosos de él. Así que nuestra responsabilidad es
inmensa. Somos observados a diario, por tanto, nuestra labor educativa no cesa
nunca. Cualquier momento o situación es un excepcional escenario formativo.
En los años que llevo en el fútbol base,
concretamente en Fútbol 7, he podido observar que existen diferentes tipos de
padres. Me he permitido clasificarlos en base al comportamiento que tienen
dentro de un campo de fútbol.
PADRES – ENTRENADORES: sin duda, ocupan el primer
lugar en mi clasificación. Los campos de fútbol están llenos de esta “especie”.
Son padres que asisten a los entrenamientos, no faltan a ningún partido
(también son conocidos como entrenadores frustrados). Le dicen al entrenador
dónde tiene que jugar su hijo, cómo tiene que jugar el equipo y se atreven a
dar instrucciones a su hijo o al equipo. Están convencidos de que su hijo es el
mejor y ven al niño jugando, en un futuro, en un equipo de primera división.
Para ellos, no existe nada más que su hijo.
El equipo existe porque está su hijo dentro de él.
En los partidos “montan” el espectáculo. Antes de comenzar ya ejercen de
entrenador: “vamos a ganar” “tú, no chupes tanto” “tenéis que echarle h..”.
Durante el partido, no paran de gritar, corregir, situar a los jugadores,
increpar a todos (jugadores, rivales y, por supuesto, árbitro), insultar,
desafiar, muestran agresividad. A veces, están tan metidos en el partido, que
corren la banda. Es frecuente verlos con una cerveza en la mano y su hábitat
natural está en la grada pero pegado al terreno de juego donde se le identifica
fácilmente. Si el equipo pierde es porque el entrenador no tiene ni idea y los
jugadores no tienen el nivel de su hijo. Si se gana el partido se muestra muy
satisfecho porque su hijo ha sido pieza esencial y él ha influido, con su
dirección del juego a base de gritos, en el resultado. Se marchan convencidos
de que su hijo es el mejor. El problema surge cuando en un equipo hay dos o más
jugadores que son los mejores (en relación de los padres entrenadores que
existen en el equipo: x padres entrenadores = x futuros Messis en el equipo).
Si esto ocurre, la guerra está montada.
Estos padres, a veces, se les ven acompañados de
otro “Tipo” que he denominado:
PADRES – SEGUNDOS ENTRENADORES: tienen la misma misión que
el anterior pero en un segundo plano. Sólo se acerca al primero para hacer
comentarios puntuales. También increpa e insulta pero desde la barra del bar.
Tanto al primero como al segundo, les importa muy poco la formación de sus
hijos. Lo único que les interesa es que su “diamante en bruto” esté rodeado de
los mejores, en un equipo ganador.
PADRES GRATIFICADORES: así denomino a los que
gratifican, económicamente, a sus hijos por cada gol marcado (lo siento por los
defensas y por los porteros). Dan dinero por goles marcados. He visto dar 10
euros por cada gol marcado y estamos hablando de partidos de fútbol 7 en los
que un mismo jugador puede marcar un gran número de goles. Los niños,
evidentemente, se vuelven egoístas dentro del terreno de juego, increpan al
compañero si no le pasan el balón, no tienen concepto de equipo y no se
integran en un grupo.
PADRES REPRESENTANTES: esta “especie” está en
auge. A estos padres les da igual que sus hijos jueguen en el equipo del
barrio, o no. Buscan el mejor equipo aunque tengan que desplazarse varios
kilómetros. Su hijo tiene que estar con los mejores. Si no es así, ya se
encargará él de traer jugadores para que su hijo esté en un equipo ganador. Si
su hijo queda desplazado porque hay jugadores mejores, busca un equipo donde
pueda tener protagonismo. Hace lo posible para que su hijo sea conocido,
incluso envía videos a los medios de comunicación locales.
PADRES DESFASADOS: son los desfasados, los que
recuerdan su infancia y creen que el mundo no evoluciona. Se les reconoce por
frases como: “En mis tiempos….” “Cuando yo jugaba…”. Les da igual que su hijo,
en un entrenamiento, esté 45 minutos haciendo carrera continua porque él entrenaba
así. Son partidarios de gritar a los niños de forma desmesurada porque así lo
entrenaban a él. No valoran las condiciones tan favorables en las que entrenan
sus hijos, se limitan a decir “lo nuestro tenía más mérito”. Son padres que se
han quedado atrás en la evolución del fútbol.
PADRES PASOTAS: no se interesan por el niño.
Les da igual la formación del niño, el entrenador, el club en el que están. No
preguntan si han ganado o perdido. Se limitan a llevar al niño al entrenamiento
y recogerlo cuando termina. Rara vez, se les ve presenciando un partido. Para
ellos, es una obligación que su hijo entrene en un equipo.
MADRES: en todos los sectores de la sociedad se ha
producido, afortunadamente, la incorporación de la mujer. El fútbol base no
podía quedarse atrás en este avance social. Así, cada vez más madres acuden a
entrenamientos y partidos de sus hijos. Sin ánimo de generalizar, su
comportamiento es parecido al padre entrenador pero sin saber qué es un fuera
de juego, un libre indirecto o un interior derecho.
PADRES Y MADRES CON BUENA ACTICTUD:
se interesan, a principio de temporada, por la formación que va a tener su
hijo. Tratan de conocer al entrenador, la formación que tiene y el trato que le
da al niño. Nunca interfiere en las decisiones, planteamientos, entrenamientos,
ni partidos. Siempre mantienen una actitud discreta de apoyo, animan a su hijo
y al grupo de forma elegante y digna de elogio, no crean presión innecesaria,
dan motivación y seguridad. Animan y apoyan al equipo sin protestas, insultos o
desaprobaciones a los integrantes del equipo, del rival o al colegiado. Siempre
ofrecen su vehículo para el desplazamiento. Felicita a todos los jugadores del
equipo y los anima si salen tristes porque han perdido. En definitiva,
disfrutan del deporte a través de sus hijos.
Juan Díaz Palomo
Entrenador Nacional.
Juan Díaz Palomo
Entrenador Nacional.
Para finalizar, quiero transmitir un mensaje:
“Con esta carta quiero recordaros lo difícil que es
dirigir y enseñar a un grupo de niños/as, a practicar el deporte que les gusta,
como para que se produzcan situaciones difíciles o comprometidas, por parte
externa a la composición del equipo o club, el niño/a a estas edades tiene que
aprender a ganar y a perder por ellos mismos fomentando unos valores como
complemento a la educación, por lo tanto dejemos que disfruten, y nos dediquemos
a animarles cuando pierdan y felicitarles cuando ganen. Tampoco debemos de
olvidarnos de una cosa que es muy importante, facilitar la labor del entrenador
sin meternos en sus decisiones técnicas o tácticas, ya que lo más ingrato de
todo esto, son los “entrenadores frustrados”, que aunque “su idea” es de
colaborar con el equipo, hacen todo lo contrario…”.
El fútbol es un deporte de equipo, y como tal, necesita de vuestra aportación para conseguir los objetivos
educativos que todos nos proponemos y que son tan necesarios en nuestra
sociedad. Vuestro papel para intentar conseguir una actividad deportiva
positiva para vuestros hijos es fundamental y necesario.
MIGUEL ANGEL.
COORDINADOR ATCO DE LAGUNA.
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